Nicolás Jodal es co-creador y CEO de GeneXus, la herramienta inteligente para crear y mantener software automáticamente. Con presencia en más 45 países y una comunidad de 120.000 desarrolladores, Genexus es un caso que merece ser analizado.
“Nosotros tenemos operaciones en China y cuando voy allí, siento que estoy viendo el futuro”, dice Nicolás, quien agrega “no estoy en condiciones de opinar sobre otros temas como la economía, la política o las relaciones sociales que ocurren en China. Pero en materia tecnológica, siento que en China se puede ver el futuro”
En el marco del GX29, evento de GeneXus del 23 al 25 de setiembre en Montevideo, Uruguay, Evaluando Software tuvo oportunidad de conversar con Jodal.
Las revoluciones cambian al mundo de manera drástica y los gobiernos toman nota cuando las transformaciones ya ocurrieron. La revolución de la tecnología ¿Se encuentra en la agenda de la política?
Nicolás Jodal: La revolución de la tecnología sucede a un ritmo cada vez más acelerado. Creo que aún no está en la agenda política y eso es un gran problema para la sociedad en conjunto. Muchos gobiernos no entienden que hay una fuerza que está conquistando el mundo y trasciende las fronteras: es el software. Y una consecuencia es la caída de la soberanía de los países. La mayor parte de los gobernantes todavía piensa que gobierna. Pero el avance es tan vertiginoso que los supera a ellos e incluso a grupos de poder que estuvieron muy consolidados. Por ejemplo, hablemos de las telefónicas y su insuperable poder de lobby. “Whatsapp” se comió una parte importante de su negocio y no pudieron hacer nada. Una aplicación los pasó por arriba.
¿Qué riesgos trae la invasión del software en la industria latinoamericana y uruguaya?
Nicolás Jodal: El riesgo es para todos igual. Lo peor que te puede suceder en el mundo actual es quedar obsoleto. Por eso la innovación no es una opción. Hoy en Uruguay podemos estar orgullosos de la industria del software, pero si leemos mal la actualidad y lo que viene, en un año podemos quedar fuera de mercado.
Se habla de la falta de talento como un riesgo. Pero la escasez es grave para nosotros, para Argentina, para Brasil y para todo el mundo. Incluso los chinos tienen el mismo problema.
¿Cómo cambió el paradigma de la transformación digital? ¿Cómo evolucionan las empresas de Latinoamérica?
Nicolás Jodal: Hoy en día es clara la necesidad de que en las empresas se produzca una transformación digital. La aparición de Uber, causó un gran revuelo en el negocio de los taxistas. Pero luego llenó de interrogantes a todas las actividades. Quién hoy no se pregunte “¿Cuándo va a llegar mi uber?” debería hacerlo, pues si no los hace alguien “uberizará” su negocio. El cambio que produjo una aplicación fue tan agresivo que sirvió para concientizar a las organizaciones y para generar más incertidumbres de la mano de una nueva pregunta: “¿Por dónde empezamos?” Y responder esta duda lleva a nuevos desafíos: “experimentar” e “innovar”, palabras muy vanguardistas para las cuáles las organizaciones no están preparadas. En Genexus estamos experimentando cómo experimentar.
¿Y cómo impacta esta transformación en el empleo?
Nicolás Jodal: Tal como sucedió a lo largo de la historia, habrá empleos que desaparecerán y otros nuevos. Creo que se crearán más puestos de trabajo, que requerirán habilidade nuevas. Por eso para no quedar afuera hay que “reciclarse”. No sé si la responsabilidad es de la industria del software o de nosotros mismos. La idea de hacer el mismo trabajo durante 20 años quedó obsoleta, hay que capacitarse constantemente para no desaparecer laboralmente. Pero depende de cada uno. ¿Es humano que una persona haga el mismo trabajo mecánico durante horas, días, años? No, claro que no lo es. Todo trabajo repetitivo es automatizable. Y si se automatiza la persona queda liberada para hacer otro tipo de tareas.
En los últimos reportajes te escuchamos hablar mucho de WeChat y de Pagos móviles. Así como apoyaron a Power Ledger para Blockchain ¿Qué emprendimientos está apoyando Genexus en el rubro pagos móviles?
Nicolás Jodal: Wechat es una herramienta de creación china fantástica. Hay un gran potencial en el tema de pagos. Fijate que cuando nos piden el PIN de la tarjeta de débito para autorizar una transacción, por decoro las personas que están alrededor miran hacia otro lado para no ver la clave. El pago a través del móvil puede cambiar estos hábitos.
Pero además de los pagos móviles, los chinos hicieron algo más. Crearon un concepto llamado micro programas. Y están cambiando la forma en que las personas compran y venden.
Si bien no estamos apoyando a un emprendimiento específico, tenemos la creencia de que es el futuro. Hemos impulsado una iniciativa que nos sirvió para aprender aunque no llegamos a los resultados que esperábamos.
¿Qué hace GeneXus para generar confianza, a sus clientes y usuarios, con respecto al manejo de datos?
Nicolás Jodal: Contamos con un gran equipo de seguridad que está constantemente chequeando el código de seguridad y analizando nuestras posibles vulnerabilidades. Nuestro código está hecho por GeneXus y nos encargamos de arreglar y solucionar todo problema que pueda surgir.
En el límite de la nube
Una de las tecnologías con las que está trabajando Genexus es el edge computing, es decir la capacidad de que cada dispositivo conectado se transforme en nodo de conectividad y de almacenamiento. En GX29 se presentó una carretilla que, sin necesidad de estar conectado a algo, sigue a una persona en un recorrido.
Con el entusiasmo que caracteriza Nicolás agrega que “Internet de las cosas irrumpió de manera extraordinaria. Gracias a los sensores, grandes cantidades de datos digitales comenzaron a acumularse en los servidores de las empresas fabricantes de esos objetos. ¿Qué pasa si en lugar de enviar y recibir datos los dispositivos tuvieren alguna capacidad de procesamiento? La agricultura es un campo donde estas tecnologías se desarrollarán de manera vertiginosa. Vieron que presentamos una carreta autónoma para, entre otras cosas, recoger frutos. Nosotros somos constructores. Por eso queremos probar el uso de las tecnologías y correr el riesgo respecto a su aplicación y difusión”
Por Daniel M. Aisemberg