Empleo post-pandemia: los argentinos quieren elegir cómo trabajar

BUENOS AIRES, Argentina – 14 de julio 2020 – En Argentina, la cuarentena obligatoria comenzó el viernes 20 de marzo. Durante más de 3 meses de aislamiento social, gran parte de los argentinos está viviendo como trabajadores remotos por primera vez. En este contexto, según los resultados de una nueva encuesta realizada por OnePoll en nombre de Citrix Systems, Inc., las experiencias teletrabajando en cada caso fueron diversas.

No hay dudas de que la “Nueva Normalidad” será muy diferente a aquello acostumbrado por el mundo de los negocios en el pasado. De hecho, de acuerdo con esta investigación, antes de la pandemia de Coronavirus, los trabajadores de oficina de Argentina trabajaban desde casa un promedio de 4.83 días al mes y un 8% dijo nunca haber trabajado desde su casa. Seguramente este porcentaje aumente considerablemente pensando en el futuro del trabajo.

Hoy en día los argentinos están teletrabajando 20 días al mes, por lo que podríamos decir que el trabajo de casa se cuadruplicó por la cuarentena. Puesto de esta manera suena como un dato alentador, sin embargo, no hay que perder de vista que en pocos casos los empleados tuvieron la posibilidad de elegir si preferían o no trabajar de esta manera” comenta Juan Pablo Jiménez, vicepresidente de Citrix para Latinoamérica y El Caribe. “Lo que nos encontramos es que cada argentino tiene una tendencia diferente a la hora de pensar en la manera de trabajar con la que se sienten más cómodos, por eso, de cara a la Nueva Realidad, las compañías deben pensar en un modo de trabajo flexible en donde se valore la posibilidad de elegir: si se quiere trabajar 100% de manera remota, full-office o con un modelo híbrido según las circunstancias”.

¿Cuáles son los contrastes de los argentinos en cuanto a la experiencia de trabajo remota?

Trabajando desde casa

  • El 39% de los encuestados dijo que su jornada laboral es más larga ahora que trabajan desde casa, y están trabajando en promedio una hora y media más cada día.
  • Sin embargo, el 33% de los argentinos mencionó que su jornada de trabajo no ha cambiado y el 28% indicó que es incluso más corta que cuando trabajan desde la oficina.

Balance entre el trabajo y la vida personal

  • Cuando se les preguntó cómo el impacto del Coronavirus ha afectado la estructura de su jornada laboral, el 58% de los empleados de oficina dijeron que están trabajando en un horario más flexible. A su vez, el 60% de los encuestados comentaron que disfrutan de la flexibilidad de entrar y salir del trabajo cuando lo prefieran.
  • Sin embargo, el 25% reveló que tienen que hacer un esfuerzo consciente para dejar de trabajar en su horario normal, mientras que un 23% encuentra muy difícil desconectarse del trabajo.
  • A su vez, el 47% de los empleados ejercita más frecuentemente con su tiempo libre adicional, aunque un 20% utiliza este tiempo para continuar trabajando.

Productividad y la oficina

  • Casi la mitad (44%) de los empleados mencionó que son más productivos trabajando desde casa, en comparación con el trabajo de oficina. En promedio, son un 46% más productivos.
  • La mayoría de los empleados encuestados (74%) estuvo de acuerdo en que la experiencia ha demostrado que trabajar desde casa con las tecnologías adecuadas puede ser más productivo que trabajar en una oficina.
  • De igual forma, un 58% estuvo de acuerdo en que esta experiencia les ha hecho realmente apreciar el entorno de la oficina y el “ir a trabajar”, y un 63% extraña los aspectos sociales de la oficina.

Futuro del trabajo

  • El 53% de los trabajadores de Argentina desearía tener un estilo de trabajo más fluido entre la oficina y el hogar cuando vuelvan a trabajar en la oficina.
  • En esta misma línea, el 46% desea trabajar desde casa con más frecuencia y el mismo porcentaje prefiere horas de trabajo más flexibles que se adaptan a su estilo de vida y prioridades en el hogar.

La tecnología como habilitador del poder de decisión

Los resultados de la encuesta demuestran que en Argentina no existe un consenso sobre si es mejor el 100% remoto o el full-office, sino que refleja la existencia de prioridades y situaciones en las que es preferible una opción por sobre la otra. En cualquier caso, lo que destaca es la necesidad de que los empleados puedan elegir qué modalidad de trabajo les funciona, y es aquí donde las compañías deben acompañar el cambio cultural con la tecnología centrada en el usuario.

Sea cual sea la modalidad de trabajo que elija un empleado en un momento determinado, los resultados muestran la importancia y el valor en que su experiencia sea siempre la misma, y que se pueda sentir productivo en donde sea que se encuentre. Para ello, es importante que las empresas piensen en espacios de trabajo que se adapten a esas necesidades.

En este sentido, es posible crear espacios de trabajo que garanticen una experiencia de usuario satisfactoria desde donde sea que se conecte el empleado, sin descuidar la seguridad y habilitando modelos de trabajo más flexibles. Por ejemplo, Citrix Workspace crea un único punto de acceso a todas las aplicaciones y archivos que necesita un colaborador, y aprovecha la tecnología para que cada empleado pueda organizar, guiar y automatizar las tareas rutinarias, permitiéndole estar donde realmente ocurre el negocio y se siente más productivo, agregando valor y optimizando su experiencia.

El trabajo post-pandemia será un modelo basado en aprendizajes, que permitirá a las compañías tener presente los factores más humanos del negocio, con el empleado y su experiencia como norte, y pensando en la tecnología como un facilitador para la optimización, retención de talento, el empoderamiento y la libertad de elección” concluye Juan Pablo.

La estrategía digital en tiempos de cuarentena

Cuando el COVID-19 llegó al sur de América en un vuelo internacional, el gobierno uruguayo ya estaba preparándose observando desde lejos la expansión de la pandemia.

La llegada del virus era inevitable, pero para poder cuidar a la sociedad y prevenir el caos, los objetivos en una primera etapa eran claros: transmitir información oficial y de calidad al público, evitar saturar los servicios de atención sanitaria y descongestionar las vías de comunicación telefónicas de los proveedores de salud.

En este contexto y para enfrentar el coronavirus COVID-19, además de la solicitud de higiene de manos, aislamiento social voluntario y uso de mascarilla; se desarrolló también una estrategia digital que contempló los siguientes aspectos:

  • La consolidación e integración en un sistema único con una base de casos centralizada, lo que permite realizar un seguimiento global y garantizar una atención adecuada de los casos clínicamente sospechosos y de los vectores de transmisión.
  • Interconexión entre dicho sistema y los distintos canales de comunicación con la población. Esta integración incluyó canales como las centrales telefónicas de prestadores de salud (públicos y privados), la central telefónica especial creada para enfrentar el coronavirus COVID-19 por el Ministerio de Salud Pública, conexión con los sistemas de envío de notificaciones y las empresas que realizaban el testing del virus.
  • La creación de la aplicación Coronavirus UY (y su publicación en los stores) en tiempo récord que, además de dar información y habilitar el cuestionario epidemiológico, al igual que los otros canales de comunicación, asiste a la población en su contacto con los servicios sanitarios. Una vez identificadas como caso clínico, las personas pueden ingresar sus síntomas diarios y comunicarse por telemedicina (prestación de servicios de medicina a distancia) con el personal sanitario de su prestador de salud directamente.
  • El desarrollo y puesta en producción de distintos paneles de control, tanto para el Ministerio de Salud, como para los distintos prestadores de salud de todo el Uruguay. Dichas paneles de control y bandejas de trabajo independientes, permitieron atender y realizar el seguimiento clínico de los pacientes, aún en aquellos prestadores de salud que no estaban totalmente digitalizados o que podían integrarse automáticamente.
  • También fue desarrollado y puesto en línea un canal digital adicional: un chatbot en todos los sitios web del Estado uruguayo, así como también de los prestadores de salud públicos y privados. El chatbot, integrado a WhatsApp y Facebook Messenger, brinda información sobre la enfermedad y su avance en Uruguay, recomendaciones y un cuestionario epidemiológico único creado por el Ministerio de Salud Pública y la Agencia de Gobierno Electrónico (AGESIC) junto al sector privado de Uruguay para las personas con posibles síntomas.

Esta estrategia digital implementada de manera ágil y a buen tiempo está permitiendo organizar la demanda de atención según criterios sanitarios, por lo tanto se optimizan los servicios de asistencia a la población, a la vez que, apoyados en la virtualidad se protege al personal médico y se frena la propagación del COVID-19. Ésto ha sido posible gracias a la infraestructura tecnológica con la que cuenta el país, así como también gracias a la integración y colaboración honoraria entre diversos organismos públicos y privados.

Usar la tecnología GeneXus, en principio, permitió el desarrollo de un sistema sofisticado y con múltiples niveles de interacción en tiempo récord -solamente dos semanas-, y facilitó realizarlo de manera ágil, flexible y escalable para resolver un problema de misión crítica de prioridad global.

Ahora esta tecnología uruguaya permite integrar muy velozmente el sistema que desarrollaron las compañías globales Apple y Google.

Coronavirus UY APP integra tecnología de Google y Apple, y lanza el sistema opcional de alerta de exposición por bluetooth que respeta la privacidad.

Actualmente Coronavirus UY brinda un mecanismo seguro de autoevaluación para el COVID-19 sin saturar las líneas telefónicas y evitando traslados, que apuntan a mejorar la atención de quienes sospechan tener COVID-19. Además, cuenta con funcionalidades como el testing en auto (Drive-Through), para disminuir la posibilidad de contagios, e incluso cuenta con telemedicina para quienes dan positivo en el test. Este sistema optimiza la comunicación entre la población y los servicios de sanidad, al colaborar con los ciudadanos que requieren una evaluación médica.

La totalidad de los pedidos de información y reportes de casos de Uruguay se manejan a través de este sistema, que ha tocado a casi un millón de personas (27% de la población de Uruguay). La aplicación ya ha sido descargada por más de 350.000 usuarios, sólo en Uruguay, y se espera que, con la nueva funcionalidad incorporada junto a Apple y Google de «contact tracing», el alcance sea de más del millón de usuarios.

Alertas de exposición

En esta nueva fase, al encender el Bluetooth del móvil se le permite al dispositivo recibir una alerta de cercanía o exposición a una persona que haya estado diagnosticada con COVID-19.
A su vez, quien tenga el virus podrá colaborar -bajo su consentimiento- compartiendo esa señal desde su móvil (que no envía datos personales ni de ubicación geográfica).

No se produce un intercambio de datos personales si no que estrictamente se trata de señales por bluetooth que son traducidas a “Alerta de Exposición”. Es de valor para el usuario que tendrá en su mano el control de querer recibir una señal que le indique aproximación al virus, para luego -en caso de que suceda la alerta- contactarse con su prestadora de salud a través de la App y solicitar una consulta médica.

Es importante destacar que la información es privada y que los datos personales sólo se centralizan en el Ministerio de Salud Pública cuando el ciudadano registra la solicitud de consulta y diagnóstico.

Es una ventaja para la población poder contar con esta herramienta de prevención y alerta, y por el otro lado para quienes estén en conocimiento de tener coronavirus, es un compromiso de responsabilidad social así como también una excelente manera de colaborar para detener la propagación de la pandemia.

Muchos tienen la chance de obtener beneficios del sistema, pero eso se lo debemos muy especialmente a un subconjunto mucho menor, que son quienes colaboran cuando llega el momento. A ellos se les pide autorización para compartir anónimamente que son vectores de contagio. Es en forma anónima y respetando su privacidad, pero ellos siempre sabrán que eligieron ayudar a los otros. Si algunos dispositivos emiten a su dueño una alerta que de otra forma no hubiese recibido, eso ya es ganancia. Si un usuario recibe una alerta que en realidad no era necesaria, lo peor que puede pasar es que haga una consulta, quizá un test, y se lo descarte como portador. Hay mucho para ganar y poco para perder”, señala al respecto Gastón Milano, CTO de GeneXus. “Cuantas más personas participamos más chances tenemos de recibir alertas y de ayudarnos unos a otros”, concluye.

Esta nueva funcionalidad está desarrollada con tecnologías de Apple y Google integrada a la Aplicación Coronavirus UY. Uruguay es uno de los primeros países de todo el mundo, y el primero en latinoamérica, en poder llevar a su población esta funcionalidad avanzada.

Como preparar e impartir cursos online durante la contingencia

Ahora que estamos en plena contingencia, las universidades deben optar por las clases en línea como la única alternativa para continuar con los procesos educativos que brindan a la población. Es importante que lo hagan de una forma ordenada para que se mantenga la calidad y sigan un proceso que les permita diseñar, implementar y evaluar los cursos que estarán impartiendo bajo este esquema.

La directiva de la institución debe considerar que el operar totalmente en línea mientras dura la continencia no significa que todos los cursos deberán permanecer en línea para siempre. La permanencia de los cursos en línea tendrá que ser evaluada por la institución al término de esta etapa.

Los profesores que no hayan trabajado con herramientas de educación en línea deberán actualizarse en el uso de estas nuevas tecnologías antes de implementar los cursos virtuales. Naturalmente este proceso debe ser amigable para que la plantilla docente no se agobie por el cambio repentino.

En relación a los estudiantes, es importante comprender que no todos cuentan con los mismos recursos técnicos para tomar las clases en línea. Algunos tendrán una velocidad de conexión más lenta que otros y sus dispositivos electrónicos no serán eficaces en todos los casos. Esta diversidad requiere que la escuela y el profesor tengan cierta tolerancia y creen alternativas para aquellos estudiantes que experimenten dificultades técnicas.

Para empezar con el diseño del curso, se debe evaluar su infraestructura actual. Al revisar el plan de estudios con el que se trabajaba se puede filtrar el contenido, ya que lo que funcionó en clase podría no ser tan efectivo en línea.

Después, hay que describir los objetivos del curso y decidir cuánto tiempo estarán los universitarios en cada lección. Esto ayudará a reorganizar el programa de estudios y determinar cuántos módulos y lecciones necesita planificar.

Recopilar contenido. Se deben reunir los contenidos y los recursos que se utilizaban en las clases presenciales para incluirlos en los cursos online, como videos, sitios web, artículos, libros de texto, etc. Las asignaturas se basarán en estos recursos. En este punto, es crucial determinar qué Sistema de Gestión del Aprendizaje (LMS por sus siglas en inglés, Learning Management System) desea usar y cómo la usará.

Los mecanismos de evaluación son clave para un sistema de educación en línea. Por eso se deben crear parámetros que evalúen múltiples resultados de aprendizaje pero que también sean comprensibles para los universitarios. Los cuestionarios son eficientes para conocer los comentarios inmediatos de los alumnos, aunque se deben usar con moderación.

Una vez que se ha diseñado el plan de estudios con la estructura de las lecciones y la forma de evaluación, puede empezar a crear y a definir el contenido de esas lecciones.

Para que las clases en línea sean exitosas se pueden llevar a cabo algunas acciones, como alegrar el tono del curso. Los cursos que tienen la mayor participación del estudiante son aquellos que se leen como una conversación en lugar de un libro de texto. Es decir, son más amenos. Al diseñar las clases se debe considerar el contenido y los recursos que recopiló, junto con el esquema del curso y no dejar que los recursos hablen por el profesor. Los recursos, como videos, deben ser complementarios a su contenido y solo se deben usar cuando mejoran la lección.

Al dar una clase en línea el maestro debe escribirla como si fuera una clase presencial, dando una explicación del tema, con ejemplos y materiales de apoyo cuando sea necesario para ayudar a los alumnos a tener una comprensión integral. Las instrucciones dentro de una clase virtual deben ser detalladas y explícitas. Cuanto más claras sean menos estudiantes enviarán correos electrónicos con dudas.

Para mantener el compromiso del alumno se debe impulsar su interacción, haciendo que los temas sean atractivos. Algunas actividades para lograrlo pueden ser debates, participación activa y tareas grupales, tal como se hacen en las clases dentro del salón. Existen muchas herramientas en los LMS que pueden usarse para mantener la interacción de los estudiantes en línea. Además, se pueden explorar las herramientas de terceros así como las redes sociales para aumentar la participación y el entusiasmo de los alumnos.

Agregar encabezados, imágenes, cuadros de llamada y colores adicionales requiere un esfuerzo mínimo, pero puede aumentar significativamente la cantidad de tiempo que los alumnos atienden en una lección en particular.

Con el aprendizaje en línea, hay más oportunidades para personalizar la educación. Es posible presentar cada tema utilizando una variedad de textos, imágenes, videos y herramientas interactivas para proporcionar algo distinto para cada tipo de universitario. La variedad es clave para maximizar la experiencia de aprendizaje.

Los cursos en línea nunca deberán ser leyes: siempre hay margen de mejora. Una vez que haya ejecutado el curso una o dos veces, se puede y debe modificar para mejorar la experiencia de aprendizaje para el próximo grupo. Finalmente, mantener positividad y seguridad al impartir las clases en línea “contagiará” de entusiasmo a los compañeros docentes, padres de familia y sobre todo, a los estudiantes, quienes deben visualizar a la contingencia como un reto y no como una limitación de su proceso educativo.

COVID-19. La nueva normalidad: cómo estamos creando el futuro

¿Se puede volver a la vida social tal cual la conocíamos? ¿Los gimnasios van a abrir sus puertas para llenarse de gente? ¿Seguiremos viajando en avión con espacios cada vez más reducidos? ¿Vamos a volver a la oficina a sentarnos en escritorios compartidos sin ningún tipo de protección? ¿Es en realidad posible pensar en una salida de la cuarentena inmediata y total?

Cuando escuchamos a Bill Gates decir que la vacuna contra el Coronavirus va a tardar al menos 18 meses, o a científicos que plantean que al final la solución va a estar en que la comunidad genere inmunidad, me quedan muchas dudas. Me animo a decir que estamos ante una nueva normalidad y que el futuro está mucho más cerca de lo que pensamos.

Nos pasamos preguntando cómo va a ser la vida después de la cuarentena, cómo van a ser nuestras relaciones sociales, cómo seguirá la educación de nuestros hijos y cómo volveremos al trabajo. Tenemos que dejar de considerar a la cuarentena como un paréntesis en nuestras vidas, y empezar a pensar cómo podemos prepararnos para esta nueva realidad. El cambio es ahora, y hay que adaptarse. Con cada una de las acciones que tomemos día a día construímos ese futuro que tanto pensamos. Porque el futuro es hoy.

No creo que debamos elegir entre vida o prosperidad, como si ambas cosas no pudiéramos tener.

En este nuevo escenario, ¿cómo deberíamos pensar a la empresa? Una organización que entiende que la nueva distancia física llegó para quedarse y trabaja para optimizarla, debería considerar estos temas:

  • Aprovechar todo el potencial que ofrece la oficina remota, con oficinas físicas que tengan menos puestos de trabajo y equipadas para actividades específicas. Prever presencia mixta, física para aquello que sea indispensable y remota para el resto de los colaboradores. Aquel que debe estar en la oficina (por tipo de actividad o porque no tiene espacio en su casa), estará en la oficina; aquel que puede y prefiere su casa, en su casa. Buscar empleados en el barrio para reducir la necesidad de transporte o pensar en logística propia para aquellos que tienen que tener presencia física. Ahora, la casa de cada colaborador se convierte en una preocupación; pensar en seguridad, ergonomía, confidencialidad, servicios esenciales para cada caso. Esto plantea un nuevo desafío en materia de legislación laboral, ART, seguros, seguridad e higiene. Y una oportunidad para, por ejemplo, las empresas de telecomunicaciones y por qué no los proveedores de equipamiento, que podrán ofrecer nuevos combos de servicios y productos que combinen oficinas y casas particulares.
  • Pensar una organización toda digital. Elegir como socios y proveedores aquellos que nos ayudan a optimizar nuestros tiempos y a mantener la distancia física. Desde el banco virtual hasta las soluciones de firma digital para recibos de sueldo, por elegir solo dos ejemplos. Trabajar con nuestros clientes de manera remota para hacer más efectivas las reuniones y eliminar los tiempos de viaje. Usar ese mismo mecanismo para las ventas, incluso en el exterior.
  • Tener herramientas y soluciones que residan en la nube y acceso desde cualquier lugar. Los proveedores locales tienen que aprovechar esta oportunidad para ofrecer servicios tentadores y que permitan evitar la dependencia de los enlaces internacionales.
  • Repensar toda la logística de productos. ¿Sirve alejarse de los puntos de extracción? La globalización jugó en contra. La distancia nos complicó a todos. Esto plantea nuevas reglas. ¿Será el momento de los vehículos autónomos, de los robots y de los drones?
  • Impulsar la realidad aumentada para utilizar en, por ejemplo, entrenamientos y coaching a distancia, eventos corporativos y de presentación de productos, y por qué no actividades y asistencia en terreno.

Tenemos que aceptar que este nuevo paradigma vino para quedarse y, por lo tanto, hay que cambiar. No hay alternativa. Este futuro lo estamos haciendo hoy entre todos.

Antes no podíamos elegir teletrabajar y ahora es obligatorio: ¿Cómo será el trabajo post pandemia?

¿Cómo será el mundo post pandemia? Pienso mucho en esto últimamente y creo que cuando volvamos a la “normalidad” será una normalidad diferente donde muchos aspectos cotidianos se verán atravesados por lo que nos tocó vivir a nivel global. Uno de esos aspectos, sin dudas, será el trabajo. Y el motivo es claro: en 2019, 62% de empresas de Latinoamérica no le permitían a sus empleados trabajar de forma remota (según el estudio El trabajador digital en 2019, Citrix). Vaya paradoja: ¡antes no podíamos elegir teletrabajar y ahora es obligatorio!

¿Pero cómo está resultando esa experiencia? Tal vez la respuesta a esta pregunta sea una mezcla de conformidad y disconformidad. El teletrabajo nos permite hoy estar seguros en nuestras casas conservando a la vez nuestro empleo. Nos está mostrando la maravilla de recuperar el tiempo que perdemos en el tránsito. Seguro hay empresas que estaban preparadas cultural y tecnológicamente para habilitar esta modalidad y sus empleados ya estaban preparados para teletrabajar de forma eficiente; pero aquellas que no, quizás estén creando contextos de micromanagement abrumadores, sus empleados estén perdiendo productividad al encontrarse con tecnología que funciona más como un obstáculo que como una solución, y que encima puede exponer los datos a grandes riesgos. Puede que haya personas pasando solas la cuarentena, que trabajan 24/7 con la excusa de mantenerse ocupados, pero que a la vez se sienten desgastados. O familias donde los padres además de trabajar tienen que atender en simultáneo a sus hijos, quedando con la sensación de no poder enfocarse 100% en nada. En este escenario, creo que no estamos solo teletrabajando. Estamos navegando una crisis mientras intentamos trabajar.

El teletrabajo es una modalidad con múltiples beneficios que tiene que realizarse en un contexto adecuado de trabajo. Tiene una curva de aprendizaje por parte de los empleados y requiere que los empleadores implementen un programa de calidad observando aspectos tecnológicos, culturales, de liderazgo y de recursos humanos. Todo esto hace que sea un modelo exitoso. Pero en la actualidad, con tantos factores externos impactando en la productividad de las personas, la clave para las empresas será documentar qué funcionó bien al implementarlo y aquellos puntos a trabajar a futuro sin sacar conclusiones apresuradas. Por parte de los empleados, si el teletrabajo no cumplió sus expectativas probablemente tampoco es el momento adecuado para hacer una evaluación determinante sobre este modelo.

En este sentido, uno de los mayores aprendizajes que podremos llevarnos en el mundo corporativo será que todo espacio de trabajo tiene que buscar lograr el bienestar de los empleados. Y ese espacio debe impulsarlos y motivarlos para que puedan lograr su máximo potencial. Pero por sobre todo tiene que estar muy relacionado al poder ELEGIR. Ese poder que muchos no tenían antes y que no tenemos ahora. Ni los cubículos, ni los espacios abiertos, ni el teletrabajo funcionan si los pensamos bajo el concepto de “lo mismo sirve para todos”. En el futuro los empleados deberían poder elegir desde donde trabajar, incluso deberían poder alternar entre distintos espacios de trabajo según los objetivos que deban lograr. Y las empresas deberían asumir a la movilidad empresarial como una estrategia para crear un negocio dinámico y resiliente.

Esto necesitará que las empresas migren hacia una cultura que fomente la movilidad y genere confianza mutua. El liderazgo también deberá adaptarse porque en esta nueva realidad no será importante cuánto tiempo pasamos sentados frente a un computador, sino que tengamos objetivos claros y medibles a lograr. Y por supuesto, contar con tecnología que sea una aliada para lograr estos propósitos.

En definitiva, el camino hacia una experiencia de trabajo superior está marcado por la personalización y es hacia allí donde las empresas deben dirigirse ahora que finalmente se comprobó que el trabajo no puede ser un lugar al que vamos… tiene que ser una actividad que hacemos desde cualquier lugar.